(Imagen del ridículo festival organizado en torno a la conmemoración de las Cortes de 1188)
Señor director, sobre la reciente polémica surgida a este respecto, quisiera
hacer algún apunte:
Conviene no confundir democracia clásica (el gobierno de
muchos, que no de todos) con democracia moderna (de raíz igualitaria) donde
todo es discutible y donde el voto del consciente y convenientemente formado e
informado, políticamente hablando, vale igual que el del inconsciente; y gracias
a eso, éste es manipulado a antojo durante el teatrillo electoral por el
correspondiente mercadeo del voto.
Mucho menos conviene no confundir democracia con representatividad.
La Edad Media y en general todo el Antiguo Régimen, estuvo articulado por un
sistema jurídico político de carácter representativo no democrático, también
las Cortes de 1188, que ni en el sentido clásico, ni mucho menos en el moderno constituyen
parlamentarismo, ni falta que les hacía. Siento chafarles el reclamo turístico.
No en vano, aunque también con bastante gratuidad, se habla
de "cuna del parlamentarismo"
y no de “cuna de la democracia” o
cosas similares, tan del gusto de la corrección política y del dogma oficial,
porque aludir directamente a esto no pasaría el más elemental análisis
histórico; pero es que la mal llamada “cuna
del parlamentarismo” tampoco lo pasa, aunque lo diga la UNESCO, de no ser
porque se presenta entremezclada entre mentiras y medias verdades, pero como dijo Aristóteles: “soy amigo de Platón, pero más amigo de la
verdad”.
La elección de representantes sometidos a mandato imperativo,
como no puede ser de otra manera, si se pretende que sean responsables ante sus
representados (y no como los de ahora, responsables antes sus partidos/partidarios, es decir, no
representativos), en las Cortes y ante el Rey, era suficiente garantía como
para no convertir las Cortes de 1188 en un mercado. La entrada del pueblo llano
en su amplitud más numerosa, aunque no todos, porque todos no cabían, no
implica la participación en los debates, ni la utilización del sistema de un
hombre un voto (axioma de la democracia moderna); que por otro lado parece
absurdo, dado que en ningún caso reflejaría nada relevante, porque como digo,
todos no podían caber y por ello votar. Su entrada lo único que supuso fue la
asistencia al desarrollo de las sesiones, nada más. La voz del pueblo estaba en
el voto del estamento del Tercer Estado.
Señores del Reino de León: Dejen de ponerse la soga al cuello
que les ofrecen los políticos sometidos a intereses espurios que se deciden en
Valladolid y Madrid, porque la asfixia está demasiado próxima.
Comunión Tradicionalista del Reino de León
Circulo Pedro Balanzátegui
Diario de León, 03/05/2017
Diario de León, 03/05/2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario