domingo, 10 de marzo de 2019

Los mártires de la Iglesia y los mártires de la Tradición

Deshecho huracán se ha desencadenado y amenaza arrollar con su furia a la Iglesia de Cristo; ese árbol gigantesco, bajo cuya sombra benéfica se cobijan y amparan todas las desgracias y miserias.

¡Vano empeño! Su empuje se estrellará contra esa roca inconmovible sin causar en ella el más leve detrimento.

Es que ese árbol bendito ha echado raíces muy profundas en el corazón de la humanidad; es que el suelo donde crece y se desarrolla está empapado con la sangre que los mártires del Cristianismo vertieron generosos en aras de su fe.

* * *

Ciclón imponente pretende tronchar por su base ese otro árbol, también gigantesco, de la Tradición; institución venerada y providencial que Dios ha hecho surgir en nuestra Patria, precisamente en este siglo, para que sirva de dique a la revolución, que con desesperantes esfuerzos trata de arrasarlo todo.

¡Vano empeño!, todos los esfuerzos serán impotentes para derribarlo en tierra; sus raíces están muy hondas, crece en un suelo empapado con la sangre de aquellos héroes que inmolaron sus vidas en aras del santo lema Dios, Patria y Rey.

¡Bendita la sangre de los Mártires; que frutos tan saludables ha hecho germinar en esta bendita tierra!

Aurelio Alonso                        
Redactor-jefe de «El Correo de Zamora»

Tomado del libro "Homenaje de la Comunión Carlista á los Mártires de la Tradición y del Derecho" (1908)


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