León y la tragedia de D. Pedro Balanzátegui Altuna (1969), por José Eguiagaray Pallarés.
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miércoles, 26 de abril de 2017
jueves, 20 de abril de 2017
La Diputación de León pensiona a un veterano carlista
A pesar de los graves enfrentamientos y las evidentes distancias entre los tradicionalistas y el Régimen de Franco, quien había manipulado hábil e interesadamente el verdadero espíritu que había llevado a alzarse contra los excesos de la II República, asegurándose así el control del poder, el mismo Régimen que encarcelaba y perseguía carlistas, también intentó neutralizar amenazas otorgando condecoraciones y premios a veteranos tradicionalistas de otras guerras, pretendiendo así contentar a algunos y calmar los ánimos de otros, haciendo creer a los españoles que el liberalismo contra el que habían luchado los carlistas desde hacía un siglo había sido derrotado para siempre. Cosa que evidentemente no era así, pues pocos años más tarde el propio franquismo recurriría a ellos, a los tecnócratas liberales del desarrollismo de los 50 y 60, que se convirtieron en antecesores de lo que padecemos hoy día.
En la Memoria de la Diputación de León de 1940 encontramos la siguiente foto de un veterano leonés de la tercera guerra carlista, a la que acompañan las líneas que reproducimos a continuación:
Teniente honorario superviviente de la Guerra Carlista, a quien la Diputación pensionó |
La Comisión Gestora, considerando que don Cándido Muñoz Rodríguez de 84 años, natural de esta ciudad se ha hecho acreedor por sus virtudes, patriotismo y consecuencia, al homenaje público que le ha rendido la Nación por mediación de S. E. el Generalísimo, al concederle el grado honorario de Teniente, como superviviente de la Guerra Carlista, voluntario en los Reales Ejércitos de D. Carlos VII, acordó por unanimidad:
1.º Concederle como recompensa debida a su meritoria actuación cívica y sus virtudes, la pensión mensual de 60 pesetas, con carácter vitalicio y excepcional, y
2.° Que este acuerdo se ponga en conocimiento del Jefe del Estado, reiterando la inquebrantable y leal adhesión de la Comisión Gestora provincial al salvador de la Patria.
Memoria de la Diputación Provincial de León
jueves, 6 de abril de 2017
Las Cortes de León
En relación a la carta enviada por el alcalde D. Antonio Silván al Sr. Puigdemont, quisiera hacer las siguientes apreciaciones.
Ni en Cataluña ni en León hubo durante toda la Edad Media, ni después, lo que hoy se entiende por parlamentarismo; por mucho que la UNESCO diga lo contrario y nos guste el lema de «cuna del parlamentarismo» para atraer a los turistas. Según la Real Academia Española, parlamentarismo es el «sistema político en que el poder legislativo está confiado al Parlamento, ante el cual es responsable el Gobierno». Las asambleas de los siglos X a XII, llamadas Cortes, eran en cambio al principio sínodos o concilios de la Iglesia hispánica, en las que si bien podían tratarse también asuntos civiles y políticos, en ningún caso puede hablarse de parlamentarismo, ateniéndonos al citado significado del término, pues estas Cortes no legislaban por sí solas ni había un «poder ejecutivo» que respondiera ante ellas. En cambio sí eran representativas, pero con una forma de representatividad que nada tenía que ver con los partidos políticos ni con los diputados irresponsables.
Repasemos brevemente la historia de las Cortes de León. Destruido el reino godo en 711, heredan su espíritu cristiano, monárquico y representativo los primeros reconquistadores astures, que no podían pensar en aquellos primeros siglos de Reconquista más que en defender día y noche el pedazo de terreno sobre el que apoyaban sus pies. Dos siglos después, ya se trataron asuntos de gobierno en los concilios de León en 914 y en los de Astorga de 934 y 937. En 1020 Alfonso V convoca al concilio de León «omnes pontífices, et abbates, et optimates regni Hispaniae», quienes tomaron acuerdos tanto eclesiásticos como civiles. Hubo también concilios a los que acudieron nobles en Compostela (1124), Palencia (1129) y Salamanca (1178). A las Cortes de Toledo de 1135 concurrió multitud innumerable de plebeyos «para ver, oír y alabar a Dios», como dice la Crónica de Alfonso VII, quien convocó «a los ciudadanos y a todos los ayuntamientos de Castilla». A las Cortes de León de 1188 convocadas por Alfonso IX (que como vemos no son las primeras), asistió el Rey, «cum archiepiscopo, et episcopis, et magnátibus regni, et cum electis civibus, et singulis civitátibus». Ciertamente, en medio de aquel continuo batallar para defender los hogares cristianos y contener a la morisma, no se interrumpe la tradición representativa y cristiana, convirtiéndose lentamente los Concilios en Cortes, y apoyándose recíprocamente, para la solución de los graves negocios de Estado, el clero, la nobleza y el pueblo, llamados los tres brazos del reino. En los siglos posteriores, los reyes de León y de Castilla convocarían Cortes para oír los deseos de sus súbditos, que les asesoraban. Los reyes estaban sujetos a las leyes y fueros del reino, que habían de cumplir y hacer cumplir.
Las Cortes medievales no tenían por tanto nada que ver con el Parlamento que se erige en representante de la llamada soberanía nacional, cuyo origen en España, rigurosa y objetivamente, se encuentra en las mal llamadas Cortes de Cádiz. Estas supuestas Cortes —usurpando la soberanía constituida que por derecho correspondía al monarca, desterrado durante una guerra por la independencia que el pueblo (y no esas Cortes) empieza bajo el lema de «Dios, Patria y Rey»— promulgan la Constitución de 1812, calcada de la de la Francia revolucionaria (a la que combaten los españoles) e imponen un nuevo régimen, obligando a todos los vecinos y al clero a jurar la Constitución y prohibiendo que se modificase cualquier artículo de la misma.
Bien haría el señor alcalde, en lugar de invitar a León a un reconocido sedicioso para hablarle de un parlamentarismo que —tal y como hoy se entiende— no tuvo su origen en León, en declararlo persona non grata en nuestra ciudad, pues considero que ningún enemigo de España puede ser bienvenido en León.
Comunión Tradicionalista de León
Círculo Pedro Balanzátegui
Diario de León, 06/04/2017
martes, 4 de abril de 2017
Oración a San Isidoro, Patrono del Reino de León
El milagroso Pendón de San Isidoro (siglo XII), custodiado en la basílica de San Isidoro (León) |
Oración a San Isidoro, Patrono del Reino de León
¡Oh, glorioso San Isidoro, Doctor de la Iglesia, amparo y paño de lágrimas de cuantos con fervorosa confianza acuden a tu milagroso patrocinio! Postrados ante ti, con toda reverencia, te presentamos nuestras súplicas, y esperamos que serás nuestro escudo y defensor en todos los trances de la vida, como lo fuiste de nuestros antepasados, de un modo especial acaudillando los ejércitos leoneses en la lucha secular contra la morisma. Rogámoste nos alcances la gracia de imitar tus virtudes y la salvación de nuestras almas. Amén.
S. E. Revma. D. José Álvarez y Miranda, Obispo de León, tuvo a bien conceder cincuenta días de indulgencia a los fieles que reciten esta oración.
El Milagroso Pendón de San Isidoro y su Muy Ilustre Imperial y Real Cofradía (1934)
sábado, 1 de abril de 2017
Homenaje a un veterano carlista leonés nombrado teniente honorario (1939)
Historia de la Diputación de León, Vol. 2 (1995), p. 428. |
Homenaje a un veterano carlista que luchó a las órdenes de Carlos VII.
León.
En esta ciudad se ha rendido un cordial homenaje por la Diputación provincial al venerable anciano, don Felipe González Barrio, veterano de Carlos VII. El secretario de la Corporación leyó el acuerdo oportuno y el glorioso veterano, con la voz quebrada por la emoción, dió las gracias y tuvo un recuerdo emocionado para el general Balanzátegui, a cuyas órdenes luchó, para los Reyes don Carlos VII y doña Margarita, el Angel de la Caridad (...).
Pensamiento Alavés (16 de mayo 1939)